(Pasaron las horas mientras los cinco amigos intentaban averiguar una forma de poder salvar a Joaquín. En ese momento, éste se despertaba en la sala de experimentos totalmente atado. Intentaba escaparse hasta que llegó Sergio).
Sergio: deja de intentarlo, no lo vas a conseguir.
Joaquín: ¿por qué haces todo esto?
Sergio: todo esto lo comenzaste tú mi querido hermano, ¿no te acuerdas?
Joaquín: ¡estás loco!
Sergio: tú eras de los nuestros, somos una organización que queremos destruir el mundo tal y cómo es para que sólo quedemos unos pocos, con poderes que nosotros mismos les pongamos y que estén a nuestro servicio.
Joaquín: es una locura, jamás lo vais a conseguir. Yo nunca fui de los vuestros.
Sergio: tú ayudaste en la construcción del edificio, mi organización fue la que construyó Mirador de Montepinar.
Joaquín: ahora recuerdo algo... ¡es verdad! ¡Pero seguro que me teníais hipnotizado o algo!
Sergio: la verdad es que sí, pero eras muy eficiente. Construimos el edificio para poder experimentar con las personas que viviesen en los pisos.
Joaquín: esto no puede ser verdad.
Sergio: pues lo es mi querido hermano, dentro de poco tú tendrás un poder dentro de cuerpo que te inyectará nuestro Jefe.
Joaquín: ¿quién es?
(Los cinco amigos había conseguido colarse en una habitación del castillo donde se guardaban algunas armas. Su intención era conseguir una bomba y explotar el castillo. En ese momento, alguien les vio y consiguió capturarles).
Sergio: veo que seguís reboloteando.
Jefe: déjamelos a mí, les daré el escarmiento definitivo.
Nines: ¿tú eres el jefe?
Raquel: no puede ser.
(En ese momento, el Jefe se concentró y creó con sus manos una especie de agujero negro en el aire. Sergio les empujó hacia dentro. El Jefe volvió a cerrar el agujero y se dirigió con Sergio a la sala de experimentos para poder inyectarle a Joaquín el gran poder).
Joaquín: no puede ser, ¿tú eres el jefe?
Jefe: sí, soy yo.
(En ese momento, los cinco amigos se despertaron en una especie de montaña. No sabían dónde se encontraban hasta que miraron detrás suyo y se quedaron horrorizados con lo que vieron. En ese momento, Joaquín iba a recibir el gran poder).
Joaquín: nunca te saldrás con la tuya.
Jefe: ya lo he hecho.
Joaquín: ¡zorra!
Jefe: no me llamo así. Mi nombre es Berta Recio.