Capítulo
51: Confianza
Manuel:
nunca te puedes fiar de nadie.
Eric:
¿estás insinuando que hay un topo entre nosotros?
Manuel:
eso es justo lo que creo.
Raquel:
no puede ser, ninguno de nosotros sería capaz de traicionarnos por
irse con la organización de Berta.
Manuel:
yo sólo os digo que tengáis cuidado con la información que os he
dado.
(Al
día siguiente los siete se pusieron en marcha. Raquel y Eric
continuaban con mucha duda sobre lo que Manuel les había contado la
noche anterior. ¿Podría haber un traidor entre ellos? Era una
posibilidad que no podía descartar a la primera de cambio. Mientras,
Berta continuaba mandando hombres a buscar a la tercera elegida para
que su plan funcionase del todo).
Sergio:
Judith últimamente me esquivas.
Judith:
es que he estado muerta.
Sergio:
sabes que no me refiero a eso, digo a lo del otro día, cuando casi
me besas.
Judith:
te lo estás inventando.
Sergio:
sabes que no.
Judith:
entre tú y yo no puede haber nada.
Sergio:
¿por qué?
Judith:
no siento nada hacia ti.
Sergio:
sé que estás mintiendo.
Judith:
no lo estoy haciendo. En serio olvídate de mí.
(Judith
se marchó del pasillo. Sergio se quedó muy extrañado ya que no
entendía por qué Judith se comportaba así. Mientras, los siete
amigos continuaban andando cuando comenzaron a sentir que temblaba la
tierra. Pudieron ver delante de ellos una legión de veinte hombres
acercarse hacia ellos).
Nines:
¡hay que ocultarse! ¡Dispersáos!
(Raquel
fue corriendo hacia Rebeca y se escondieron. Los demás comenzaron a
correr para esconderse. Uno de los hombres consiguió coger a Nines,
otro de ellos cogió a Goya, y el otro cogió a Javi y Manuel.
Después de que los hombres se hubiesen ido, Raquel, Rebeca y Eric
salieron de su escondite).
Rebeca:
¡se los han llevado a todos!
Eric:
¿qué podemos hacer?
Raquel:
hay que seguir el rastro, seguro que nos lleva a la fortaleza de
Berta.
(Los
tres comenzaron a seguir el rastro. Horas después, las legiones
llegaron a la fortaleza y encerraron a los prisioneros en las
mazmorras. Momentos después apareció Judith).
Nines:
no puede ser, tú estabas muerta.
Judith:
pues ahora estoy viva. ¡Maldición! ¿Dónde está Eric? Quiero
matarle como él hizo conmigo.
Goya:
pues no vas a tener suerte zorra.
Judith:
guardias, coged a la gorda ésta. Será la primera en morir.
Javi:
¡Noooooooo!
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